Carta a mi Maestra

alegrías inundan mi corazón de haber recuperado lo que le escribí a mi maestra de 3º grado hace 35 años..... Uffff, se dice pronto pero son 35 años!!!!. Os lo transcribo porque es digna de leer. Je, je, je.... Vosotros mismos juzgaréis si no tengo razón. Lo cierto es que aquella "Seño" de la infancia me dejó marcado, tanto, que la he recordado siempre durante estos 35 años. Todos los días de mi existencia no tendré suficientes calificativos para describir a esta profesora que encauzo mi vida hasta lo hoy soy. Sin duda alguna se lo debo a ella. Con sus enseñanzas, sus castigos (severos, por cierto), con sus alabanzas, sus premios y sobre todo por su hija que fue mi primer amor de niño. Atamary.... mi amor correspondido. Aquella niña que dejé llorando una vez porque me venía para no volver, a este viejo continente y que por cierto he vuelto a encontrar gracias a la magia de la tecnología. Las encontré a las dos, y las vi a las dos. A mi maestra del alma y a mi amor (siempre lo será) del alma. Sus caritas, aunque un poquito mas llenas de arruguitas bellas, siguen siendo las mismas que yo recordaba y que hoy se convirtieron en realidades "virtuales" de este mundo tecnológico. Os quiero a las dos!!!!.
Os dejo la carta, que por cierto recuperé porque mi increible maestra ha conservado durante estos 35 años. Por eso yo la he podido recuperar!!!. Gracias "Señorita" Maritza. Gracias con el alma por conservarla. Mua!!!


Caracas, 20 de Marzo de 1.974.
"Carta para mi mejor maestra que tuve"
Señorita... Usted formó mi corazón para la libertad, para la Justicia, para la grandeza, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que usted me señaló. Usted fue mi piloto, aunque sentado sobre una de las playas de Europa.
No puede figurarse cuan hóndamente se han grabado en mi corazón las lecciones que usted me ha dado. No he podido jamás borrar si quiera una coma de las grandes sentencias que usted me ha regalado. Usted ha visto mi conducta; usted ha visto mis pensamientos escritos, mi alma pintada en papel, y usted no ha dejado de decirse: todo esto es mío, yo sembré esta planta, yo la regué, yo la enderecé tierna; ahora robusta, fuerte, fructífera... he aquí sus frutos, ellos son míos y yo voy a saborearlos en el jardín que planté .....

Mario Cardelli
(Para la Señora Maritza P. de Tovar)



P.P. La transcripción es literal.